3.13.2010

DE COMO LA PROGRESIA ATACA EL ESTADO DEL BIENESTAR

De tremendo error, tenemos que tachar, la reciente propuesta del Gobierno de prolongar la edad de jubilación hasta los 67 años. Parece mentira que un Gobierno que hace suya la bandera de la progresía, nos haya sumido en esta trampa de consecuencias históricas.

Nadie pone en duda la necesidad de vigilar nuestro sistema de pensiones, para garantizar su buena salud de forma que no se comprometan las pensiones del mañana. Pero es un claro error de juicio y pone de manifiesto la creciente incapacidad de este Gobierno para la gestión de las cuentas públicas, creer es que ahí radica la solución al problema. Por desgracia, por ese camino, nos atrevemos a aventurar que el resultado de tal medida será un parche a todas luces insuficiente e marcadamente involucionario, que echará por tierra, innecesariamente, toda una tradición de conquistas sociales.

Sólo podremos garantizar las pensiones si incrementamos el número de cotizantes, mejoramos la gestión y administración de la Seguridad Social (Sanidad incluida), y reformamos el actual sistema de reparto hacia uno mixto, en el que estén presentes de verdad los planes privados de capitalización.

Todo ello implica, abordar en profundidad las necesarias y aún pendientes reformas del Mercado Laboral, que potencien de una vez el crecimiento del empleo y eliminen las rigideces atávicas que existen en nuestro País.

Supone también solucionar el problema demográfico que padecemos, con una tasa de natalidad de la mas baja de mundo (Sin verdaderas políticas de apoyo a la familia) y prestar la debida atención a una política de inmigración, que sea eficaz, ordenada, responsable y sobre todo integradora.

Asimismo implica racionalizar la Sanidad y controlar el despilfarro innecesario de nuestro sistema sanitario, cada vez mas masificado y cuya calidad de atención se resiente a pasos agigantados. Y ¡cómo no!, habrá que intensificar la lucha contra las bolsas crecientes de fraude, el cobro indebido de las prestaciones por desempleo y la economía sumergida.

Tampoco nos podemos olvidar de reformar nuestro Sistema Educativo para adecuarlo a las necesidades cambiantes del mercado laboral, permitiéndonos ser mas competitivos, facilitar la incorporación de los jóvenes a un puesto de trabajo y flexibilizar el empleo, también por la vía de la formación a los trabajadores que facilitandoles su reinserción en el mercado de trabajo.

Requiere también apostar por la Investigación, con ayudas, con planes de cooperación supranacional, fomentando la colaboración entre la Universidad y la Empresa, de forma y manera que potenciemos el progreso de la ciencia y de la técnica. Sólo así las generaciones futuras podrán ser competitivas y mas productivas.(Que a buen seguro lo van a necesitar ante el tremendo desarrollo de las economías emergentes)

Tampoco nos podemos olvidar de potenciar los planes privados de ahorro con una flexibilidad beneficios fiscales que mejoren su atractivo y que permitan a lo largo de unos años una transición efectiva hacia un sistemas mixto de pensiones.

El actual Sistema de Reparto (o de Caja) de las pensiones en el que los ocupados de hoy pagan las pensiones de mañana, en un escenario en el que se reduce el número de cotizantes (Tendencia que se puede cambiar) y se alarga la esperanza de vida de la población (bendito sea), sólo se sostiene financieramente, salvo con incrementos sustanciales de la productividad (se puede conseguir gracias a los avances técnicos), alargando la edad de jubilación, recortando prestaciones e incrementado las contribuciones, medidas todas ellas en la cartera del Gobierno.

Por último, las consecuencias inmediatas del retraso de la edad de jubilación, cuando la mayoría de las grandes empresas apuestan por prejubilaciones anticipadas, serán la penalización nuestra competitividad (Por cierto, de las mas bajas los países de nuestro entorno) y ?taponar? ,aún mas, la entrada de nuestros jóvenes al mercado laboral, con las perniciosas consecuencias morales y sociales que ello acarrea.

Como se ve el tema es peliagudo y de gran complejidad, el cual exige de una profundo debate y reflexión, pública y privada, que lleve al consenso entre los distintos Agentes Sociales y la solidaridad de todos los ciudadanos.

La actitud de Gobierno anunciando estas medidas, precipitadas y poco reflexionadas, constituye un verdadero ataque al Estado del Bienestar, y cuando menos se puede tildar de propagandística, y demagógica, por aquello de lavar la cara ante todos aquellos que ven alarmados como se deterioran las finanzas públicas.

Está bien eso de combatir el ¡Salvese quien Pueda ¡ y conducir la nave para de salir todos juntos de la crisis, pero cogidos de la mano, no con los pies por delante.

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