Cuando pretendemos practicar las virtudes hasta el extremo, aparecen los vicios... Criticamos la perfección misma (Pascal Pensées)
Si eres una
persona perfeccionista, a la que nada le parece bastante, si te sientes
insatisfecha, si no puedes parar, si te cuesta
desconectar y te
exiges cada día
más viviendo al
límite, si te quieres hacer cargo de todo, si eres una persona
hipercrítica contigo misma, si
no valoras suficientemente lo que haces y te
autodecepcionas e
incriminas por ello, puede que hayas caído bajo las silenciosas garras de la
auto exigencia.
En su justa medida unas
dosis de
autoexigencia y constancia en el esfuerzo son
necesarias para plantearnos
nuevas metas, huir del
conformismo y ayudarnos a
crecer como personas, enfrentando y
superando nuestros
retos, pero cuando
caemos presos de ella, es uno de nuestros
mayores quiebres emocionales.
Vivir en la
autoexigencia es vivir en un
estado emocional frágil y quebradizo, en el cual nos siempre nos
ponemos a prueba. Detrás de nuestras acciones, de nuestro trabajo
lo que está juego somos nosotros, el concepto que tenemos de nosotros mismos de manera que acabamos de forma insana
confundiendo nuestro Ser con nuestro Hacer.
Lamentablemente cada día es más frecuente ver en el entorno empresarial como los
Ejecutivos de hoy, y sobremanera las
Ejecutivas, viven
instalados en la
autoexigencia. Ella les hace conducirse con una
competencia exacerbada que les va situando progresivamente en niveles más elevados de exigencia,
desafiando continuamente
sus propios límites.
¿Qué se oculta tras este comportamiento? Podríamos a simple vista decir que se trata de la expresión de una
ambición y ego desmedida. Podría ser… algunas personas
no saben controlar su enorme
ego y tienen una
visión narcisista de la vida de suerte que ponen el
foco en si mismas. Su
alta autoestima y
elevada autoexigencia hacen que la búsqueda del ideal dentro de ellas les genere una elevada
necesidad de
reconocimiento, les hace
exigirse mas y mas, buscando en todo lo que hacen
la perfección, viviendo en un continuo
estado de insatisfacción acabando por ser
víctimas de su
afán por la perfección, mostrándose en su entorno como
personas distantes, competitivas y creídas de si mismas. Anteponen sus
proyectos personales a las relaciones con su familia o en el trabajo. Se exigen mucho a si mismas y a los demás, quienes para ellas no suelen estar a las alturas de sus expectativas.
Están rodeados de inútiles a su juicio
Mas común es que la
autoexigencia sea producto de un
déficit de autoestima o lo que es igual un escaso concepto que podamos tener de nosotros mismos, valoración que puede estar profundamente arraigada en
creencias limitantes que se ha ido instalando desde
temprana edad.
Esta
falta de confianza e inseguridad interior hace que vivamos en un
estado de necesidad permanente de
autoafirmación, en una
búsqueda constante de la
aprobación interior y externa, sintiendo la imperiosa necesidad de
demostrarnos primero a nosotros mismos y luego a los otros lo que valemos a través de nuestras obras. Buscamos el
halago, la recompensa, el prestigio y el reconocimiento social.
Somos esclavos de nuestra necesidad de someternos y agradar a los demás, de no defraudarles ni defraudarnos.
Esta
falta de aceptación de lo que somos, con nuestras
fortalezas y debilidades hace que nos sometamos a un estado de
exigencia y presión cada vez
mayor. Nada de lo que hagamos nos parece suficiente o bien hecho. La plenitud como personas la queremos alcanzar por medio de nuestros logros.
Pero todo es poco, nada basta. En lugar de
poner foco en lo alcanzado, nos centramos
en lo que nos falta, en las
carencias. Detrás de cada objetivo conseguido hay una nueva Meta. De una actitud de disfrute por lo conseguido pasamos a un
estado de insatisfacción permanente en el que quedamos atrapados.
Esta
tensión y ansia por la
perfección, por estar a la
altura de las expectativas, nos hace
hipersensibles ante nuestros
errores y las
criticas. Curiosamente somos nosotros los
jueces y verdugos de nosotros mismos mas implacables.
Encontramos dificultad para perdonarnos. No nos mostramos
benevolentes , ni mucho menos nos
permitimos mostrarnos
vulnerables, rechazando errónea e infructuosamente toda
ayuda exterior.
Necesitamos sentir que
controlamos todo, que nada se nos escapa, cuidamos todos los
compulsivamente los
detalles, nos volvemos
maniáticos, nuestra
inseguridad nos hace volvernos
rígidos y poco flexibles, nos volvemos
susceptibles, necesitamos
demostrar muestra
competencia a toda costa, sin fisuras ni espacios para el
error y la crítica y acabamos
siendo controlados por nuestro control.
Convertimos nuestros errores en fracasos personales, al ser
hipercríticos con nuestro desempeño, y exigirnos cada día mas
no nos valoramos suficientemente y pasamos a
culparnos por ello. Tendemos también a
reaccionar muy mal ante las
críticas ajenas, bien
retrayéndonos o respondiendo con un exceso de
agresividad.
Sólo nosotros tenemos permiso para juzgarnos y hacernos daño. Igualmente desde la exigencia tendemos a ser muy
poco tolerantes con nosotros (si no somos capaces de aceptarnos) y con los otros.
De un estadio inicial en el que
controlamos y reprimimos nuestras emociones, por aquello de
ser perfectos y no mostrar nuestras vulnerabilidades, nos acabamos convirtiendo en personas
irascibles y volubles, descargando nuestro
desajuste emocional con nuestra
familia, nuestros
jefes y nuestros
colaboradores y amigos
De la baja autoestima pasamos a la autoexigencia, al estres, de ahí a la autodecepción, el autocastigo y finalmente a la depresión o ansiedad.
Este
bucle pernicioso, nos va
minando y sometiendo a una
tensión, con continuas descargas de adrenalina y cortisol
, cada vez mayor. Nuestra
confianza se va
resquebrajando y nuestros
temores y miedos se
acrecientan, nos vamos progresivamente
paralizando, y esta
fuerza inicial que era la
autoexigencia ahora afecta seriamente a nuestro desempeño. Nos
bloquea y nos impide enfrentarnos la nuevos
proyectos y metas, por asequibles que sean por
temor al fracaso.
Por ello es necesario
darse cuenta de los que nos pasa y
reaccionar antes que sea demasiado tarde y nuestra
salud y rendimiento reclame el pago de nuestro
comportamiento obsesivo.
Si esto te sucede no te desanimes, aquí encontrarás algunas claves que te pueden ayudar para escapar de la autoexigencia.
1) Aprender a conocerte, aceptarte y quererte. Conecta contigo mismo, acéptate tal como eres. Eres único y singular. Con tus límites, tus fortalezas y debilidades.
2) Muestrate auténtico. No pretendas aparentar lo que no eres.No seas mas D. Perfect@. Atrevete a mostrar y compartir tus vulnerabilidades. No quieras tener todas las respuestas. Busca colaboración, déjate ayudar.
3) Relájate. Relativiza, se mas liviano y no te quieras hacer cargo de todo. No te sobrecargues con tareas.Planifica y deja tiempo para el descanso. No te obsesiones o dramatices en exceso. Gana perspectiva. Aprende a desconectar y distanciarte de los problemas. Se flexible y no seas tan estricto ni dogmatico.
4) Ábrete al exterior. Aleja el foco de ti. No quieras ser el protagonista Mira al mundo y disfruta y aprende de él. Aprende a disfrutar con la gente, a relacionarte con los demás. No los mires como competidores tuyos. Están para compartir y ayudarse mutuamente.
5) Busca a través de la excelencia la forma de crecer como persona. Disfruta con y de lo que haces, vívelo como un proceso de aprendizaje. Pierde el miedo a equivocarte. Mira el error como una enseñanza en lugar de un fracaso personal. Piensa que no hay fracasos sólo resultados.
6) Se compresivo, indulgente y compasivo. Contigo mismo en primer lugar y con los que te rodean. Diviértete, disfruta, sonríe, saca a flote tu sentido del humor. Te ayudará a superar los baches y dificultades.
7) Piensa en positivo. Céntrate en los logros y fortalezas. Valora tus propias capacidades. Aleja los pensamientos limitantes. Aparta los temores infundados. Se proactivo y anticípate ante las dificultades que se avecinan.
8) Huye de la búsqueda del ideal y de la perfección. Es ilusorio y sólo existe en nuestra mente. En lugar de ello pon el foco en el aprendizaje, en mejorar cada día un poco mas, en conocer e incorporar a tu vida experiencias nuevas.
9) Gana en autonomía. Independízate.Aprende a decir que no. No busques la aprobación continua de los demás. Decide por ti mismo. No vivas de juicios ajenos.Aprende a valorarte por ti mismo. Reconoce tus logros, tus éxitos.
10) Lleva una vida sana. Haz ejercicio habitualmente, cumple unos horarios regularmente, utiliza técnicas de relajación, no tomes estimulantes. Aparta progresivamente el café, tabaco y alcohol de tu vida. Cuida tu alimentación.
Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es
Jean Paul Sartre