3.24.2023

LA IMPACIENCIA

 


La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte.” Kant


Uno de los males de los tiempos que corren es la impaciencia. Vivimos sometidos a la inmediatez del momento. Con tal de no quedar atrás estamos tan acelerados  que corremos el peligro de “pasarnos” de vueltas.


La impaciencia es, en algún modo, fruto de la ansiedad. Ella nos lleva a actuar con precipitación e ir muchas veces con el paso cambiado. Cuantas veces hemos oído ante fracasos sonoros: :! Fue un adelantado …!


Queremos anticiparnos a todo y a todos, lograr las cosas ya, y estar en demasiados sitios a la vez. Todo ello, hace que aumentemos nuestras dosis de estrés y ansiedad, actuando de manera impulsiva y poco reflexiva.


Ello no significa que caigamos en el inmovilismo e inacción; que dejemos pasar las oportunidades que se nos presentan. Hay que saber, como el buen cocinero o ,buen recolector, cuando el guiso está en su punto o la fruta madura para ser recogida.


Frente a la impaciencia está la virtud de la paciencia, aliada de la prudencia y consejera de la oportunidad.


La paciencia denota fortaleza y experiencia. Es el arte de saber esperar no anticipando resultados ni recompensas poco maduros o inestables.


Frente a las urgencias, desasosiegos y frustraciones por no obtener satisfacción inmediata, la paciencia nos enseña y permite, actuar de manera sosegada y reflexiva para lograr nuestras metas. Cómo decía San Agustín : “La Paciencia es La madre de la Sabiduría




3.20.2023

LA AUTOESTIMA

 Nadie puede puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento. Eleanor Roosevelt.


Vivimos en  mundo cada vez mas sometido a censura y en el que nos encontramos mas expuestos que nunca.


Hacer juicios está en boca de todos. Por ello es de vital importancia tener una autoestima alta a prueba de cualquier crítica ajena o percepción y valoración negativa que tengamos sobre nosotros.


La autoestima la vamos construyendo desde nuestra infancia. Se va conformando a lo largo de los años en base a nuestra experiencias hasta lograr  la aceptación de nosotros mismos.


Una autoestima baja hace que perdamos confianza en nuestras posibilidades, que nos sintamos incapaces o no merecedores de algo. 


Las personas con baja autoestima actúan como auténticos saboteadores cercenando sus posibilidades de obtener o lograr algo. No puedo o no me lo merezco es algo que se dicen continuamente. 


Por contra, una autoestima alta será indispensable para tener criterio propio, ser independiente,  y no caer en seguidismos ni dependencias insanas por buscar siempre la aprobación ajena.


Es importante que desde bien pequeños vivamos sin carencias afectivas y las críticas que recibamos sean constructivas; que el aprendizaje no esté basado en el castigo; que nos focalicemos en los aciertos en lugar de los errores. 


Ya de mayores, aprender de nuestros errores y poner el foco en nuestras potencias. Centrarnos en el proceso de mejora, en lugar de los resultados, es de vital importancia si queremos avanzar y será algo que siempre estará en nuestras propias manos.


No debemos ponernos límites a priori ni mucho menos hacernos juicios invalidantes. 


Tenemos que aprender a aceptarnos como somos, respetarnos y demandar respeto hacia nosotros, comenzando por ser indulgentes con  uno  mismo.


Sólo así podemos ir mejorando en la vida…y aspirar a conseguir las metas que nos vayamos proponiendo.