2.16.2012

COMBATE TUS MIEDOS


El miedo llamó a la puerta, la confianza abrió y fuera no había nadie.

Si todas las Emociones son lícitas y necesarias para la vida, tratándose del Miedo no parece tan claro lo primero y nadie dudaría de lo segundo.

Señalo esto ya que si mostrar las Emociones es algo que nuestra Cultura, en especial la Anglosajona, trata de evitar, en el caso del Miedo, es sinónimo de cobardía o falta de arrojo.

Cuando se desata esa Emoción, se pone en alerta nuestro todo nuestro Organismo agudizando todos nuestros sentidos y previniéndonos de un peligro o amenaza potencial que nos acecha, provocando en nosotros una reacción fisiológica de parálisis evaluativa, huida o  en último término de ataque.

Llevado a su extremo, percepciones de amenaza  y estímulos muy intensos pueden provocar en nosotros  ataques de pánico incontrolado o  hacernos caer en fobias patológicas cuando el Miedo se desata de manera anormal y desbordada,  sin causa aparente que lo justifique racionalmente.

El Miedo produce entre otros fenómenos, una subida de la presión arterial, la aceleración del ritmo cardiaco, una descarga hormonal de nuestro sistema endocrino(Adrenalina, y Nor-adrenalina, Cortisol…..). La respiración se acelera,  nuestros pulmones se dilatan y se incrementa la glucosa en la sangre para darnos mas energía, aumentando la coagulación sanguínea para prevenirnos de una pérdida de sangre…En definitiva nuestro Cuerpo se prepara para la acción para evitar o hacer frente a ese peligro.

Es nuestro Sistema Límbico, regidor de nuestra vida emocional, el responsable de determinar nuestra respuesta automática y sin control frente al Miedo. Con una peculiaridad, que los Seres Humanos somos los únicos capaces de fantasear, de imaginarnos el futuro, lo cual hace que reaccionemos de idéntica forma frente a una amenaza física o exógena que frente a una amenaza psicológica o endógena, aquella que nace y vive en el interior de nuestra psique.

Además cuando el Miedo nos invade, fijamos nuestra atención en la situación, real o imaginaria, que percibimos como amenazante, alejando el foco de todo lo demás, perdiendo ecuanimidad apartándonos del contexto global y distorsionando la realidad. Nuestra  capacidad de  discernimiento y ponderación de los riesgos se ve claramente afectada dificultando una evaluación serena y acertada.

No vamos a referirnos aquí al Miedo real originado por un estímulo físico, ni  al Miedo, que  alerta  y despierta nuestra Conciencia avisándonos que algo no va bien.  Tampoco al Miedo entendido como aliado, que nos pone en un punto de estrés necesario para enfrentarnos a un reto con garantías, aquél que tensiona nuestro Organismo en su justa medida para dar una respuesta controlada y adaptada a la hora superar una determinada prueba o adversidad, sino a aquel  Miedo Psíquico o Afectivo que interfiere y opera  en el trasfondo de nuestras vidas  apoderándose de nosotros y nuestro Estado de Ánimo.

Ya sabemos que el Miedo es algo natural y común a todos. Lo relevante no es tener Miedo, todos lo tenemos. Lo verdaderamente importante es ser capaces de superar nuestros miedos, evitar que se descontrolen y no quedar atrapados en ellos.

Como Personas Humanas tenemos la capacidad de vivir el Presente en relación con nuestro Pasado y Futuro. En este sentido somos Seres Históricos, por cuanto no experimentamos nuestro Presente sino es en relación a nuestro Pasado y sus consecuencias. Y tampoco damos  sentido a nuestro Presente sin ponerlo  en relación al  Futuro que aventuramos o anticipamos.

Por ello es crítico que gestionemos adecuadamente nuestro Pensamiento, ya que la inmensa mayoría de los Miedos que nos sobrevienen son miedos emocionales que habitan en nuestra Mente. Por un lado trasformamos la realidad y actuamos interpretando lo que nos sucede de acuerdo a nuestra experiencia pasada y por otro vivimos en un contexto en el que el Futuro, curiosamente a pesar de contar con mas información que nunca, está plagado de incertidumbres e indeterminación.

 Nuestros Miedos nos asaltan desde diversos frentes tanto Sociales y  como Afectivos. Tenemos  miedo a lo desconocido, miedo a sentirnos excluidos, desplazados o rechazados,  miedo a equivocarnos, a no cumplir las expectativas, miedo al compromiso, miedo al ridículo, miedo al fracaso, miedo a la soledad, miedo a perder el trabajo, miedo al amor, miedo al dolor …..miedo a la muerte y en último término acabamos teniendo miedo al Miedo.

No se trata simplemente de rechazar los pensamientos negativos que nos asaltan, sino de primeramente identificar nuestros miedos, sentirlos,  conocer la raíz y naturaleza de los mismos, saber que pensamientos hay detrás de ellos, aceptarlos con naturalidad para después pasar a desafiarlos y finalmente extinguirlos o controlarlos. Ello hará que se amplíe nuestro abanico de posibilidades y nuestra capacidad de acción aumentará.

Claro que es importante  que modifiquemos nuestra Visión y  Pensamiento. Cambiar nuestras creencias limitantes y pensar que somos dignos, válidos y capaces. Mejorar nuestra Autoestima y Confianza.Creer en nuestras propias fuerzas, visionar el futuro como el lugar donde ya se han cumplido nuestros sueños y deseos. Considerar que no todo lo exterior a uno es amenazante. Pero sobremanera la mejor forma que tenemos para  superar a nuestros Miedos, es actuar, desafiarlos, ponerlos a prueba, dejarlos sin fundamento.

Para combatir  el Miedo hay que enfrentarse a él. Paulatinamente, poco a poco, gradualmente pero con voluntad, perseverancia, sin cejar en el empeño hasta que poco a poco aprendamos a no enjuiciarnos, aprendamos a reinterpretar nuestros fracasos, a verlos como aprendizajes, y nos entrenemos en controlar nuestras respuestas frente a nuestros Miedos o Demonios.

 Tenemos que pasar a la acción, no quedar inertes y tomar el control de nuestras vidas. No debemos alimentar en nuestro interior por mas tiempo  nuestros Miedos , como tampoco sentirnos impotentes  ni  quedar  bloqueados  por  nuestros miedos.Tenemos que salir de nuestra zona de Confort. ¡Hagámosles frente y   atrevámonos a.....Vivir¡

2.09.2012

COACHING ES ACCION


Arriesgarse es perder el equilibrio momentáneamente. No arriesgarse es perderse a uno mismo.Sören Kierkegaard

De poco o nada vale un Proceso de Coaching si no se traduce en un cambio de comportamiento que conduzca al Coachee a alcanzar el Reto que previamente se había planteado.

No existirá Proceso de  Coaching como tal si no hay un Objetivo o Reto al alcanzar, el cual debe guiar e iluminar todo el proceso. En todo caso no hay que caer en el error como Coach inexperto de forzar indebidamente la explicitación  de ese Objetivo casi desde la primera sesión. Unas veces será así,  pero en otras se necesitara paciencia, indagación y habilidad del Coach para que el Coachee, lo manifieste o encuentre una luz en mitad de la confusión. En esa tarea el Coach le ayudará a despertar su conciencia, clarificando su percepción y pensamiento.

Un vez que ya tenemos el Objetivo, el segundo paso es lograr el Compromiso de Coachee. Compromiso que se traduce en un hacer suyo el problema al que se enfrenta, en sentirse responsable de encontrar el modo de hacer frente a la situación y declarar un reto.

El Coachee debe superar sus miedos y romper con sus inercias y hábitos comprometiéndose con el Coach en actuar y cambiar para conseguir sus metas. El Coach por su parte tiene que generar la confianza e ilusión necesaria para empoderar, hacer descubrir su potencial y focalizar al Coachee en la tarea que le ocupa. Su compromiso será con el compromiso del Coachee y su persona para poder acompañarle y asistirle durante este proceso.  

Una vez que sabemos cual es la situación de partida,  existe un Reto y un Compromiso declarado por parte del Coachee, el siguiente paso será movilizarle a la acción.

Para ello se puede proponer directamente un cambio en su hacer , para que bien actúe o acometa acciones diferentes a las que hasta la fecha había llevado a cabo  o por el contrario, y como paso previo, llevarle a un cambio en su forma de ver, abriendo un espacio de reflexión para la acción, en el que el coachee tome nueva conciencia de la situación actual que está viviendo, de sus necesidades y motivaciones, de sus capacidades, de las dificultades y obstáculos que le separan para alcanzar la Meta propuesta.

 La clave aquí  será posibilitar un cambio de observador en el Coachee, de manera que cambiando su percepción, y generando nuevos insights o descubrimientos le llevemos a un darse cuenta de nuevas cosas que le amplían su horizonte de posibilidades de actuación. La labor del Coach, cambiando su mirada, será traerle a la mano cosas que antes no se había planteado, o no le parecían posible, bien porque no se sentía capaz o no estaban a su alcance, para conseguir los logros deseados.

Llegados a este punto, sin prisas pero sin pausa, será el momento de explorar y evaluar con el Coachee las diferentes alternativas que se le ofrecen, con sus costes y beneficios ( anticipando los riesgos y dificultades) , los recursos y competencias que tiene  y los apoyos con los que cuenta,  para llevarle hacia su Objetivo.

Será a partir en este momento, cuando el Coachee está realmente preparado para llevar a cabo su aprendizaje, pasando del conocimiento a la acción, poniendo en marcha su Plan de Acción. Una vez que conocemos los Qués, los Sies,  los Para qués ha llegado el momento de hablar de los Cómos y Cuándos.

En esta tarea el Coach deberá alentar al Coachee acometer acciones puntuales y concretas. Acciones que le supongan un reto alcanzable, pero que le fuercen a arriesgarse y salir de su zona de confort, llevándole al Objetivo. Dependiendo de la magnitud del reto a alcanzar puede ser aconsejable marcarse una Hoja de Ruta e ir paso a paso adoptando progresivamente las medidas.

El Plan del Coachee, además de preciso debe de estar calendado en el tiempo, con un tiempo de inicio, ejecución y finalización, y debe poder ser medible.

Tan importante como lo anterior será acordar con el Coachee además del Plan,  un seguimiento y revisión posterior del mismo, estableciendo a priori los indicadores que se van a utilizar para conocer los progresos realizados. La pregunta clave será ¿Cómo conocerás que estás consiguiendo o acercándote al objetivo? ¿Cómo te darás cuenta que lo has conseguido y estas en el camino?

Nuestras acciones hablan sobre nosotros tanto como nosotros sobre ellas. George Eliot.