12.09.2022

MADUREZ Y LIDERAZGO

 


La madurez es la capacidad de escapar de la categorización. (K. Rexroth)

Alcanzar la madurez como persona implica aceptarse uno mismo tal como uno es, conectado con la realidad sin caer en falsas ilusiones ni victimismos.


La madurez camina de la mano de la experiencia y es fuente sabiduría y serenidad. 


Ser una persona madura es conocerse a sí mismo con sus virtudes y defectos, es gozar de las imperfecciones y gestionar las contradicciones que nos presenta la vida.


Ser maduro es apreciar el verdadero valor de las cosas por pequeñas o fugaces que sean. La persona madura ha aprendido a actuar con autonomía,responsabilidad y sensatez dejando a un lado su impulsividad. 


La madurez no es una mera cuestión de edad supone desarrollarse como persona sacando provecho de su caudal de vivencias.


Llevado al liderazgo y la gestión directiva, la madurez supone tener la capacidad de actuar con autonomía y responsabilidad para tomar y asumir decisiones en pos de la meta y objetivos perseguidos.


Un directivo tiene,por ende, que  ser una persona madura que goce de la calma, serenidad, criterio y peso específico para gestionar, sin sobresaltos y volubilidad, la misión encomendada.


Por contra los directivos inmaduros no gestionan bien sus emociones. Caen fácilmente en el victimismo, el abatimiento y la resignación. Son volubles, egocentricos, cortoplacistas y caprichosos además de dependientes y excesivamente “demanding”.


La madurez del directivo nos ofrece compromiso, responsabilidad y sentido común.

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