Las personas no dejan sus trabajos por ser malos, dejan a sus malos Jefes.
Los Jefes son de la primeras causas de abandono laboral.
No es de extrañar ya que es difícil ser un buen Jefe, mejor dicho, convertirse en un líder respetado y valorado por sus superiores, compañeros y colaboradores. Unos son malos y nocivos por ser incompetentes, otros por autoritarios y prepotentes y, en su lado opuesto , estarían los pasotas y arbitrarios.
Los Jefes tóxicos se caracterizan por crear a su alrededor una atmósfera irrespirable. Enrarecen el ambiente y enturbian relaciones. Te van poco a poco minando chupandote la energía con su negatividad y mal rollo.
Además de ser irritables y de carácter voluble, no sabes cuando tienen el día, carecen del sentido de la medida siendo exigentes y controladores en demasía. No importa el esfuerzo que hagas siempre están prestos para el reproche y atentos al error.
Son egocéntricos y tienen tendencias conspiranoicas. Se sitúan en el centro de la esfera y todo gira alrededor de ellos necesitando un equipo de leales a los que manipular y poner en el brete del consabido “Conmigo o contra mi”
No les gusta que sus colaboradores brillen por lo que ocultan sus resultados y buen hacer. Su inseguridad y falta de confianza hace que se muestren celosos de su éxitos.
Lamentablemente este tipo de personajes abundan en las Organizaciones. Muchos Directores de RRHH se lo deberían hacer mirar…
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