Sufrimos un exceso de hiperconectividad
que nos sumerge en una realidad virtual y paralela que nos atrapa entre multitud de perfiles imaginarios
y reales que pululan por ahí.
Nos creemos fakes propios y ajenos; nos aferramos al Pensamiento Único y la Postverdad sin recelo viviendo en la Cultura de la inmediatez, del “aquí y ahora”, del “para ya”, del “usar y tirar”.
Nos creemos fakes propios y ajenos; nos aferramos al Pensamiento Único y la Postverdad sin recelo viviendo en la Cultura de la inmediatez, del “aquí y ahora”, del “para ya”, del “usar y tirar”.
Entre tanto, y paradójicamente, cada vez nos comunicamos y compartimos menos. Nos aislamos “surfeando” por la Red
aquejados de la soledad de las Redes, falta de empatía y compasión.
Nos estamos convirtiendo
peligrosamente en una especie de autómatas, adictos e insaciables, acostumbrándonos
a ser espectadores pasivos y contemplar el Mundo por una pantalla en lugar de
ser protagonistas reales de nuestra Vida.
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