Necesitamos pocas palabras para expresar lo
esencial; necesitamos todas las palabras para hacerlo real.Paul Éluard
A mucha gente le incomoda ser
francos y hablar claro. En lugar de
ello prefieren practicar un discurso confuso, a veces tentativo, otras elusivo
o esquivo.
Bien sea por no incomodar, por su
inseguridad, miedo al rechazo o falta de compromiso optan por ser dispersos, no
ir al grano y perderse en retóricas o rodeos
innecesarios.
Confundimos ser directos y precisos con la brusquedad, el
dogmatismo y la confrontación. Hablar
claro no implica mostrarse agresivo o descortés con la otra Persona. Muy al contrario puede ser una
muestra de consideración hacia su Persona
cuando se hace con honestidad desde el respecto y la empatía.
Si somos capaces de hablar claro evitaremos muchos
malentendidos y confusiones, ya que hay quien a base de no ser claros acaba
diciendo lo contrario a lo que piensa o desea. Llevado al extremo, no compartir tus sentimientos, callarse y
guardar silencio alimenta rencores y reproches mutuos.
Cuando nos hablan claro, nos ayudan a “quitarnos
el velo” enfrentándonos a la percepción ajena sobre nuestra propia realidad
y visión de las cosas.
Hablando claro se ofrece ante nosotros un horizonte de oportunidades basadas en una comunicación sincera y auténtica.
Paradójicamente, mientras los Sentimientos unen las Palabras nos Separan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario