3.11.2015

CONVERSACIONES IMPOSIBLES



La Confianza sirve en las conversaciones más que el ingenio. François de la Rochefoucauld.

El ingrediente fundamental de toda Conversación es la Empatía, sin ella, no es posible estar en la “misma Onda”, fluir con el otro y conversar de manera eficaz.

Conversaciones imposibles son, las que amén de no estar presente en ellas la Empatía, alguno o todos de los hipotéticos Conversantes no quieren o no están preparados para mantenerlas; aquellas en las que no hay detrás un posible interés mutuo, o aquellas otras que basadas en el frentismo o imposición  son utilizadas para  doblegar o imponer unos criterios sobre otros.

Para que una Conversación sea posible y eficaz hay que hacerla desde la emocionalidad adecuada al propósito de la misma. Es importante tener un objetivo claro y que tus emociones no contradigan ni traicionen el sentido de tus palabras.

Ello no siempre es posible y hay que tomarse un tiempo o buscar el momento adecuado, siendo a veces  necesario buscar ayuda en un Mediador o Facilitador que nos permita “salir del atasco” ya que nos incomoda o rechazamos enfrentarnos a una conversación difícil o embarazosa en la que sentimos que “corremos riegos”, involucrando sentimientos y emociones contradictorios que pueden llegar a poner en juego nuestra propia Identidad.

Pero mucho peor es postergarla irremediablemente “sine die” sin cerrar el círculo, poder completarse y pasar página. 

Para iniciar una Conversación tenemos que ser flexibles, huir de imposiciones y estar dispuestos a abrirnos a los demás, dejándonos transformar (Con-versare) por “el otro” así como preparados para asumir nuestra parte de responsabilidad  actuando en consecuencia.

Nos centraremos en Hechos, dejando atrás suposiciones e interpretaciones, sin atribuir intenciones y/o señalar culpas propias y ajenas.

Hablaremos siempre desde nuestra necesidad a la necesidad del otro, tratando de encontrar un terreno o propósito común que facilite el acuerdo a futuro.

En nuestra Conversación, si no queremos que sea un soliloquio, daremos espacios para nuestro interlocutor. Dejaremos de centrarnos en nosotros mismos  y, desde su propio punto de vista, escucharemos  a su necesidad.

También si queremos que sea productiva y no se quede en una mera queja o puesta en “marcha del ventilador” hacemos peticiones claras y concretas sin olvidar preguntarse ¿Qué puedo hacer yo por mi mismo  sin que el otro haga?

Y para que el resultado de la Conversación sea mas poderoso y duradero tiene que estar presidida por la Sinceridad y el Respecto. Cuanto mas autonomía y libertad tengamos y mas se acerque lo que decimos a lo que pensamos mas franco y fructífero será el Dialogo.

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