Aunque hay muchas cosas en las que puedes confiar, nadie es más fiable que tú. Genghis Khan
No siempre lo mejor es sinónimo de lo bueno o deseable. En entornos volatilidad, alto riesgo e incertidumbre cada día se valora más y es signo de calidad la confiabilidad de un proceso o en nuestro caso, de un directivo.
Frente a “primas donnas” y directivos cortoplacistas cada vez cobran protagonismo perfiles de directivos confiables que soporten los objetivos de la organización. Directivos que unen el binomio competencia-integridad y vienen avalados por su experiencia y trayectoria exitosa.
El directivo confiable es una persona integra y de convicciones firmes. Es predecible y su ejecutoria responde a las expectativas no defraudando la confianza depositada en el.
Quizás no consigan siempre los mejores resultados pero estos son de calidad, consistentes y mantenidos en el medio plazo.
Son directivos en los que puede confiar sabiendo que la misión encomendada está en buenas manos.
Son responsables, no venden “ motos” y saben decir que no cuando se le demandan resultados desmesurados o por encima de sus posibilidades reales.
Tienen un buen conocimiento y control del proceso para activar las “palancas” necesarias que les lleven a conseguir sus objetivos. Son eficientes, minimizan errores y no dan “palos de ciego”.
La resiliencia es otra cualidad que tienen. No se dan fácilmente por vencidos y aguantan bien la presión no trasladando la misma a sus colaboradores.
Sus equipos muestran elevado compromiso y desarrollan alto potencial. Son respetados, crean lazos sólidos entre ellos y se guían por la ética en sus relaciones; actuando con coherencia y congruencia respecto a sus ideas y opiniones.
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