La Queja es estéril. Actúa y no malgastes energías.
Una de las cualidades mas necesarias de todo Líder es su capacidad de hacer frente a las adversidades y salir a flote de las mismas, la tan traída ahora resilencia que nos señala la importancia de recuperase después de un golpe.
Junto a ella, la fortaleza de carácter unida a la fortaleza moral, dan la verdadera talla
de un Líder. La primera nos da la energía
y el arresto necesario para perseguir y alcanzar nuestras metas , la
segunda nos sostiene frente al
fracaso dando sentido a nuestros propósitos y proporcionándonos el autocontrol necesario para seguir
haciendo “lo correcto”.
Pero es harto frecuente ver como muchos “pseudo” Líderes no son
capaces de asumir sus responsabilidades,
y a la primera de cambio, tratan de “endosarle
el muerto” a otro o refugiarse en vulgares lamentos y lloriqueos,
mas propios de la Infancia que de la Madurez que requiere todo Directivo.
Estos Directivos cuando tornan mal las cosas y pintan bastos se derrumban a la primera de cambio,
quejándose e intentando justificarse.
Y no estamos hablando de dar rienda a las emociones, mostrarse auténticos y vulnerables sino de lamentarse y consolarse tratando de dar pena a si mismos y a los demás.
Dar pena es una manera típica de embaucar y manipular.
Frente a eso no está mal hacer oídos sordos y reprochar la actitud poco responsable
y madura.
Lamentablemente, a veces, la cosa funciona y se gratifica al “Llorica”, bien sea para aplacarlo y quitárselo del medio o por un equivocado sentimentalismo; y lo que es peor, por exhibir nuestro poder otorgando prebendas reconfortadoras al “Quejica”.
Lamentablemente, a veces, la cosa funciona y se gratifica al “Llorica”, bien sea para aplacarlo y quitárselo del medio o por un equivocado sentimentalismo; y lo que es peor, por exhibir nuestro poder otorgando prebendas reconfortadoras al “Quejica”.
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