5.11.2011

LA ÉTICA DEL DIRECTIVO



La Ética es el pilar en el que se basa la dignidad humana

Mucho se habla hoy de la Ética en los Negocios, de la necesidad de comportarnos de acuerdo a unos valores y patrones morales, de proveerse de unos Códigos de Conducta que regulen normativamente el ámbito empresarial y profesional estableciendo un conjunto de reglas acerca de los comportamientos moralmente deseables a los que se deber sujetar los profesionales y Directivos.


Estos Códigos de Conducta, tan en boga en las Empresas, se convierten en auténticos patrones morales a nivel corporativo pautando como buenas o malas las conductas y actuaciones de los Directivos, Profesionales y Empleados.

Estos códigos recogen, mas allá de las normativas legales obligatorias, los compromisos y actuaciones responsables de la Empresa y sus trabajadores en relación con los mercados, sus accionistas, clientes, proveedores, el medio ambiente y la Sociedad o terceros en general, señalando los valores y principios que sirven de guía e inspiración a sus comportamientos.

Siendo en sí mismos una iniciativa y un compromiso declarativo de suma importancia y que deben, como hemos señalado antes , ir mas allá de lo exigible por las Leyes, echamos en falta una mayor focalización en el comportamiento moral y honesto que debe de regir la actuación diaria de cada uno de los Directivos de la empresa.

¿A que nos referimos? Queremos resaltar aquellas conductas individuales que garanticen un comportamiento moral y leal del directivo en relación con sus Jefes, compañeros y colaboradores mas allá de conductas que pueden rayar o entrar de lleno en el terreno de la ilegalidad.

Valores como el respeto, reconocimiento y honestidad hacia los demás, el compañerismo, escapar a la tentación del sectarismo, el no faltar a la verdad ni ocultar información, la igualdad de oportunidades, la transparencia deben ser algunos de los principios rectores que guíen el comportamiento del buen Directivo.

Por desgracia, a menudo, nos encontramos que estos valores, de los cuales todos nos hacemos eco y se nos hincha la boca de decirlos quedan en un obscuro plano, muchas veces relegados a figurar con letras de oro en los libros que se editan sobre Cultura Corporativa, en la vida de las empresas.

Pocas circunstancias son tan perniciosas para la buena marcha de una compañía y su éxito en los negocios, como las derivadas del comportamiento poco ético de sus Directivos. Comportamiento que en muchos casos fomenta la división y lucha de clanes interna, que premia la lealtades equivocadas y la sumisión frente a la competencia y el buen hacer. Comportamiento que siembra la desconfianza y la rivalidad entre Departamentos, fomentando el oscurantismo y la ocultación de personas, cifras y hechos.

La Ética del Directivo, es mucho mas que unos buenos enunciados, debe ser una especie de filosofía de vida, que conduzca al mismo por un camino ejemplificador, generando confianza  a su paso y aunando libremente en torno a él diferentes voluntades llevando la ilusión a los que le rodean en torno a un proyecto común en el que todos tienen cabida.

Dejémonos de hipocresías, que tratan de ocultar tras de sí, la cara mas descarnada de unos Directivos carentes de principios y que buscan, en una carrera cortoplacista , su rápido enriquecimiento y éxito personal, haciendo uso de todas las armas que están al alcance de su mano. Frente aquellos líderes egoístas que manipulan y utilizan a sus equipos y empresas para conseguir sus propios fines, reivindiquemos el papel del líder auténtico, fiel a su palabra y principios, que trabaja duro por el bien de la empresa y sus colaboradores, que se implica y es capaz de implicar a los demás de forma que se aseguran el crecimiento a medio y largo plazo de la Compañía.

En un momento en el que se ha puesto tan de moda el desarrollo sostenible y el balance medioambiental aboguemos por aquellos Directivos integros que ponen en valor y gestionan adecuadamente el factor humano y no se comporten como auténticos depredadores, sobreexplotando los recursos y esquilmando los mercados a los que atienden, y dejando tras de sí un terreno yermo, difícil de cultivar para los que le sucedan.

Si queremos un mundo mejor que el que tenemos hoy en día, será responsabilidad primero del Sistema Educativo y la Sociedad en General, y después y en último término de las Empresas y de todos aquellos que tienen capacidad de decisión en las mismas, inspirados por los Departamentos de RR.HH respectivos, evitar que la mala yerba crezca y hagan carrera dentro de la empresa personas que no encarnen, con su honestidad, comportamiento ético y ejemplo, los valores corporativos de la Cia. En caso contrario tendremos que atenernos en un futuro próximo a unas consecuencias mucho mas perniciosas que las que estamos viviendo en la actual crisis.

La Ética no solo es rentable es necesaria para la vida y un mejor vivir.





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