12.30.2015

LAS LINEAS ROJAS Y LA CONFRONTACION


Todo Negociador conoce que eso de marcarse de antemano y dar a conocer al contrincante las Líneas Rojas que no va a sobrepasar, no es lo mas adecuado para el buen comienzo y mejor fin de toda Negociación.

En lugar del frentismo y la Negociación por Posiciones se debe Negociar por Principios sirviendo a los intereses y necesidades de cada parte, empezando por la propia.

Las únicas Líneas Rojas a no rebasar serán las que señale la Ley,  la Ética y las que no contravengan el mandato o los  intereses de las Personas o Instituciones para las cuales negociamos.

En todo caso antes de comenzar una Negociación tenemos conocer si es necesaria, es decir si existe un terreno de juego común a disputar, para luego marcarnos unos objetivos sabiendo de antemano cual es nuestra mejor alternativa a un acuerdo negociado , lo que se conoce habitualmente por MAAN.

En toda Negociación se debe ser firme e ambicioso en la búsqueda de los objetivos marcados, pero teniendo claro que hay que ser respetuoso con la Persona con la cual negociamos y dejarla fuera de descalificaciones personales,  insultos e improperios.

Salvo en las negociaciones a corto plazo en las que sólo hay un “pastel a repartir” en el que uno  gana una porción a costa del otro, se debe procurar siempre que el Clima que presida la Negociación sea la colaboración en lugar de la confrontación.

Clima de confianza y tolerancia que nos debe permitir desarrollar la creatividad para conociendo los intereses y necesidades de cada una de las partes implicadas llegar a un Acuerdo, no siempre evidente, satisfactorio para todos.

En ese Proceso se deben de explorar las opciones existentes, gestionar los tiempos y emociones, y desarrollar una estrategia de concesiones, sin olvidar que las cosas no tienen el mismo valor para todos.

Ahora bien, cuando únicamente se atienden a razones personales y partidistas y se quiere derrotar al otro olvidándonos  de crear valor y atender al Bien Común; se presiona y se deslegitima al que vemos como nuestro enemigo o adversario. Adversario al que se le coacciona, se le amenaza y se le plantean últimatums. Todo vale con tal de salirse con la suya y vencer al contrario.

En estos tiempos de tribulaciones e incertidumbre; en los que existe una necesidad imperiosa de dialogar y llegar a Acuerdos para salir de la Crisis, reconstruir las heridas de la misma, y sentar una nuevas Bases de Convivencia para el Futuro; es preciso estar a la altura de las circunstancias, tener grandeza de miras y atender además de los legítimos intereses propios, al muchas veces olvidado Bien Común.

Confiemos que el Espectáculo al que asistimos sean sólo eso un espectáculo tramoyista en el cual la verdadera trama se desarrolla entre bambalinas. No sea que demos al traste con todo y todos y tengamos que lamentarnos parafraseando el título del libro de Gil Robles: No fue posible el Acuerdo.

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