1.12.2015

LIDERAZGO, PENSAMIENTO Y CRITICA CONSTRUCTIVA


La esencia de una Mente independiente no radica en lo que piensa, sino en cómo piensa. Christopher Hitchens

Una de las habilidades mas demandadas, en los últimos tiempos, por las Empresas  a la hora de contratar nuevos Directivos es el Pensamiento Crítico o su capacidad para tener criterio propio; analizar, sintetizar y evaluar los pros y contras de las propuestas y sus implicaciones; y finalmente llegar a conclusiones positivas y operativas como paso previo a la toma de decisiones.

Este tipo de profesionales son inconformistas, manifiestan una acusada personalidad, mostrando  autonomía de pensamiento y  coraje para sostener con voz propia sus posiciones, si bien son capaces de empatizar intelectualmente con quien ve las cosas de manera diferente a la suya.

El Líder con Pensamiento Crítico desarrolla en alto grado su creatividad y la de su Equipo al que cuestiona, apoya y desafía.

Se sirve y está abierto a la crítica constructiva, aquella que se focaliza en los objetivos buscando soluciones y proponiendo alternativas y mejoras concretas.

Por desgracia no siempre se sabe o se está dispuesto a hacer una crítica adoptando una actitud conformista o “pasota” y menos aún recibir una crítica considerándola, las mas de las veces, una especie de afrenta o juicio personal.

Para evitar esto último, nuestra crítica tiene que  dejar a un lado a las Personas sin comprometer su autoestima.

Si queremos que nuestra crítica sea constructiva, llegue a los oídos deseados y sea bien acogida  debe ser equilibrada, positiva y posibilista sin que ello signifique ser complaciente con lo que las personas esperan o desean oír.

Nuestras críticas evitarán la confrontación y servirán de vehículo para el dialogo. Estarán vertidas desde nuestro particular punto de vista; centradas  en hechos y evidencias; soportadas en el análisis y focalizadas en el objetivo

 Es importante que seamos claros, precisos y específicos para  poder actuar sobre los temas susceptibles de debate y mejora. Igualmente debemos de huir de la tentación de hacer desde el principio “enmiendas a la totalidad” que dificulten este proceso o centrarnos exclusivamente en los aspectos negativos.

Para que sea efectiva, la crítica debe perseguir el bien común; ser útil y posible de llevar a cabo; recordando que, aunque sea incomoda o arriesgada, será aceptada  si la hacemos desde la humildad, el compromiso y la honestidad personal.

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