9.29.2013

LA PACIENCIA



La Paciencia es amarga, pero dulces son sus frutos. Jean-Jacques Rousseau

A pesar de ser considerada por muchos como la Madre de todas las Virtudes la Paciencia debe de ser administrada en correctas dosis.

En su justa medida la Paciencia nos proporciona el tiempo necesario para esperar con calma que las cosas maduren. La Paciencia nos enseña a saber actuar con tranquilidad, a no guiarnos por las urgencias dándonos la serenidad y el aguante necesario para la Espera, permitiéndonos sobrellevar una situación adversa e incierta  evitando que caigamos presos de la ansiedad y la desesperación.

Frente  al impulso inconsciente, la Paciencia permite ver mejor los problemas y nos da la perspectiva y la distancia emocional para controlar nuestras reacciones emocionales, enseñándonos a ser  tolerantes y “enfriar la situaciones” de forma que nuestra respuesta sea adecuada y  no entremos al trapo de quien  “nos cita” y provoca.

La Persona que tiene el don de la Paciencia es perseverante y constante en sus esfuerzos; no busca la inmediatez y no se desanima fácilmente ante las dificultades.  manteniendo su vista en el Objetivo.

Por el contrario excesivas dosis de Paciencia nos pueden conducir a la Pasividad haciéndonos caer en la parálisis e inanición. Pero no hay que confundir ser paciente con “ser un huevón“ como vulgarmente se dice. La diferencia radica en nuestra actitud interior.

El Paciente está comprometido con la situación  que tiene que afrontar. No le resbalan los temas ni hace de la dejadez y el pasotismo su guía y forma de comportarse.

Muy al contrario la madurez y fortaleza del Paciente está en su consciencia y aceptación de la realidad de las cosas. Su buen juicio le evita caer en la desesperación e inútiles lamentos afrontando  la adversidad, sin verse abrumado por la tristeza, con serenidad  respondiendo de manera constructiva y actitud positiva.

En el reverso de la moneda estarían los Impacientes, aquellos que viven en la inmediatez y no escuchan actúando siempre urgidos por las prisas. Los Impacientes están siempre en el disparadero y a punto de Perder el Control, situación que paradójicamente les irrita y les hace mas irascibles al poner el foco en lo inevitable, en todas aquellas cosas sobre las que no pueden actuar y  se escapan de sus manos.

Su falta de Paciencia les lleva a ser intolerantes con los demás, inconformes con las situaciones e insatisfechos  consigo mismos al no aceptarlas ni poder resolverlas.

Debemos de aprender a ser Pacientes para conocer el verdadero Tempo de las cosas  y ser más conscientes, viviendo cada momento y disfrutando de la vida

La Paciencia nos abrirá a los demás, nos permitirá escucharles  y comprenderles mejor y nos enseñará a aceptar las cosas como son y no como queremos sin renunciar a nuestros Sueños actuando sobre aquello que depende de nosotros como señalaba el famoso teólogo y politólogo norteamericano Reinhold Niebuhr en su conocida Oración para la Serenidad:

Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar
y la sabiduría para conocer la diferencia
……

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