Algunas personas nunca aprenden nada, porque todo lo comprenden demasiado
rápido. Alexandre Pope.
Debido a la interrelación e interdependencia
entre todos los elementos que
forman parte o afectan a una Empresa,
es de vital importancia conocer y aplicar
el Pensamiento Sistémico y sus Leyes para el buen funcionamiento
y equilibrio interno de la Organización.
La primera de ellas es la LEY DE
LA PERTENENCIA, según la cual nadie mientras pertenezca a la “Tribu” debe ser excluido de manera arbitraria,
sin unas reglas o procedimientos establecidos que regulen las causas y
circunstancias para su expulsión.
Ello implica, además, que toda Persona goza de los mismos derechos y obligaciones que el resto de
miembros del Grupo. Aplicado a la Empresa junto con los Reglamentos de
Régimen Interno , Convenios Colectivos y otras leyes de Índole laboral, la LEY
DE PERTENENCIA nos pone de relieve la importancia de no excluir, arrinconar o postergar a ningún Empleado, Equipo de trabajo
o Categoría Profesional protegiendo la Igualdad
de Derechos y Oportunidades.
Por otro nos recuerda que como Directivos no debemos de fomentar y proteger las Castas, ser arbitrarios, ni practicar el favoritismo y la inequidad
dando un trato desigual a nuestros Colaboradores.
Todo ello no hace sino construir y generar la dialéctica entre la Identidad Individual y la Identidad
Colectiva, fomentando el Sentido de Pertenencia a esta última de manera que se favorece la visión global, el compromiso y la interdependencia
de sus miembros. Ello hará que se estrechen los vínculos y apoyos
mutuos tal como refleja el conocido lema:
Unus pro omnibus, omnes pro uno.
Cuando como Dirigentes de un
Organización o Compañía quebrantamos la LEY DE PERTENENCIA , por nuestra
arbitrariedad, o cuando acometemos recortes de plantilla a causa de la
Crisis, estamos provocando un
sentimiento de indefensión, desconcierto y desafección entre sus Miembros o Empleados. Por ello debemos cuidar tanto los procesos de salida como de Crisis y actuar con la máxima transparencia y objetividad posible.
La segunda Ley es la de PREVALENCIA, de manera que a
igualdad de Jerarquía tienen
preferencia los fundadores, pioneros o los mas antiguos frente a los arribistas o recién llegados que critican y cuestionan lo anterior comportándose
como auténticos “sabelotodos” que no
parecen querer dejar títere con cabeza.
Este respeto por la Historia de la Empresa, por sus Símbolos y por todas las Personas, historia viva de la Organización,
que han hecho posible que hoy estemos
donde estamos, es fundamental para que nuestra Empresa sea un lugar respetado,
apreciado y querido donde trabajar, cobrando
especial relevancia cuando acontecen Procesos
de Cambio y Transformación Organizativa, especialmente cuando se trata de Fusiones o Absorciones.
La tercera Ley es el EQUILIBRIO
ENTRE DAR Y RECIBIR. Dicho de otra forma no
se puede pedir mas de lo que se da y dar mas de lo que se recibe . Si se
rompe equilibrio se generan deudas
que causan insatisfacción a las partes
y que se acaban saldando mediante la
ruptura, reflejada en el despido o
abandono de la Empresa o mediante otro tipo de compensaciones no deseadas.
No debemos olvidar que la elevada rotación y sus altos costes, implícitos y explícitos,
que se derivan muchas veces tiene su origen
en esos desajustes. De ahí la
importancia de la adaptación de la persona al Puesto y contar con unos Sistemas
de Valoración de Puestos reconocidos y unas políticas retributivas y de incentivación que velen por la consistencia y equidad del Sistema a Largo Plazo
premiando sobremanera la Aportación de Valor.
La cuarta Ley es LA LEY DE LA
JERARQUIA mediante la cual se reconoce y
respeta el Nivel de Responsabilidad que
se asume y la Cadena de Mando dentro
de la Empresa. Cuestionar
sistemáticamente al Jefe, no ejercer el mando o hacer dejación del mismo,
puentear o saltarse el Organigrama, ocupar el espacio funcional de otro, son maneras equivocadas proceder , que deslegitiman
a quien así se comporta y socava los Principios de Autoridad y Responsabilidad
en la Empresa.
Otra Ley relacionada con las
anteriores es la LEY DEL RECONOCIMIENTO, mediante la cual se reconoce y premia
a las Personas y Equipos de acuerdo a
sus Méritos y Aportación de Valor. Cuando no sólo se reconoce sino que a veces se
hurta el mismo, es causa de desaliento, insatisfacción y resentimiento
que acaban por minar los Pilares del
Sistema.
Por ello el Sistema se debe de
dotar de unos Procesos de Fijación de Objetivos
y Valoración del Desempeño justos, eficaces, transparentes y aceptados
por todos los intervinientes. Como Directivos no ser claros a la hora de comunicar que se espera de cada cual, no dar el debido feedback, ser parcos en felicitar, no reconocer
las aportaciones y los desvelos profesionales de nuestros Colaboradores
es una falta de consideración y respeto
hacia ellos que además de desmoralizarlos
fomentará su desafección y bajo compromiso.
Por último está LA LEY DE LA ACEPTACION a la Cultura
y modo de hacer peculiar cada Empresa, para a partir de ahí, desde el respeto y la aceptación, entenderla mejor y poder actuar constructivamente sobre la misma para mejorarla y adaptarla
a los Nuevos Tiempos
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