La armonía total de este mundo está formada por una natural aglomeración de discordancias
Seneca
La persona virtuosa es aquella que vive en armonía consigo mismo y con los demás. Es quien ha encontrado el equilibrio y bienestar entre su cuerpo, mente y vida emocional. Ello gracias a actuar conforme a sus emociones y pensamientos, alineando sus acciones con sus palabras y sentimientos.
Walking the talk, como dicen en Inglés, nos permitirá se coherentes y consecuentes con nuestros principios y valores, con todas aquellas cosas que son importantes en nuestra vida.
Atender a nuestro cuerpo, escuchar sus señales, cuidarlo nos dará el bienestar y energía necesaria para realizarnos en la vida, tanto a nivel profesional como familiar. Sentir y reconocer nuestras emociones, legitimándolas y decidiendo que hacer con ellas nos dará una estabilidad y confianza emocional necesaria para afrontar los retos y desafíos que tendremos a superar en un entorno borroso y cambiante. Mantener una mente clara, limpia, llena de pensamientos positivos, nos empoderará y nos dará el arrojo y la sabiduría para avanzar hacia adelante y construir nuestro futuro.
Este estado de equilibrio, de homeostasis biológica y psicológica, nos permitirá abrirnos a los demás, a partir de nuestro conocimiento y aceptación interior. Humildad, entrega, apertura, compasión, tolerancia, perdón, son palabras que con nuestro comportamiento pasarán a formar parte importante de nuestra vida.
Esta armonía interior nos dará la fuerza y sabiduría necesaria para alcanzar la plenitud, la paz y el amor. Si desterramos de nuestras vidas el estado de conflicto, confrontación, insatisfacción permanente y autoengaño, lograremos el autocontrol, la calma y serenidad necesarios para superar cuantos desafíos nos pongamos por delante. Nos servirá de llave para abrir las puertas del éxito personal y profesional.
Una vida equilibrada es una vida sin excesos, una vida de contrapesos, de atenciones y cuidados recíprocos. Supone armonía entre el Ying y el Yang, la alegría y la tristeza, equilibrio entre nuestra vida profesional y familiar, entre el desarrollo profesional y espiritual, constituye una balanza entre el deseo y el disfrute, entre la actividad y el descanso, el riesgo y la prudencia, la realidad y la ensoñación… armonía vital en la que nuestros ajustes y afinamientos continuos, vayan eliminando las tensiones y el estrés dando paso a una fuerza armónica que nos sostenga vigorosamente.
Todas estas facetas deben de forman parte de nuestra vida, constituyendo un todo, conviviendo, contrabalanceándose y realimentándose entre si. Todas tienen que ocupar un espacio, no decimos por igual, pero si importante dentro de nuestra existencia.
Ello implica prestar atención a nuestro quehacer diario. Cuidar y construir relaciones, mantener buenas conversaciones, abrirnos y entregarnos a los demás, atender a nuestra familia, hijos, implicarnos, sin caer en adiciones nocivas, en nuestro trabajo y desarrollo profesional, dejar un tiempo para nuestros amigos, cuidar nuestra salud, hacer ejercicio….
Si realmente queremos liberarnos de todas estas tensiones, alejar de nosotros estados depresivos o de ansiedad, si queremos caminar con paso firme y alegre, si queremos sentir la vida y que otros la sientan con nosotros alcanzando un estado de bienestar emocional y felicidad, tenemos que comenzar por descubrir que cosas son importantes en nuestra vida,preguntándonos ¿Cómo me siento?¿Qué me inquieta?¿Que mentiras me cuento?¿Qué prioridades tenemos en la vida? ¿Cuáles son nuestros valores?.
Un vez que nos hemos reencontrado con ellos, debemos de prestar atención a nuestros compromisos actuales, revisar cuales son y hacer los cambios precisos para ser consecuentes con nuestros principios y prioridades ¿Para qué me comporto como me me comporto? ¿Qué consigo..? ¿Es lo que quiero? ¿Qué cosas no funcionan? ¿Qué estoy desatendiendo? ¿Qué cambios debo hacer? Y a continuación, pasar a la acción y poner en marcha un Plan de Equilibrio Personal para encontrar la virtud en el inestable punto de equilibrio.
En todo caso, en tu búsqueda constante del equilibrio y armonía, te aconsejo que:
- Te llenes de pensamientos positivos
- Sonríe y abre tu cuerpo y tu espíritu a los demás
- Abre tu mente a nuevas ideas y experiencias.
- Dale a tu cuerpo todo el bienestar que te reclama.
- Come sano y camina, haz ejercicio.
- Conecta con la naturaleza, siéntela, respira sus aromas y contempla sus paisajes.
- Relájate y estimúlate con la música.
- Disfruta intensamente de la vida pero con refinamiento, deleite y mesura, no te la quieras beber toda de un trago.
Hay que buscar el buen equilibrio en el movimiento y no en la quietud.
Bruce Lee
El equilibrio no se adquiere mecánicamente y de un modo inerte, sino a partir de la tensión y a causa de ella.
John Dewey
No hay comentarios:
Publicar un comentario