6.18.2011

AUTOEXIGENCIA, SÍ.....PERO MENOS


Cuando pretendemos practicar las virtudes hasta el extremo, aparecen los vicios... Criticamos la perfección misma (Pascal Pensées)


Si eres una persona perfeccionista, a la que nada le parece bastante, si te sientes insatisfecha, si no puedes parar, si te cuesta desconectar y te exiges cada día más viviendo al límite, si te quieres hacer cargo de todo, si eres una persona hipercrítica contigo misma, si no valoras suficientemente lo que haces y te autodecepcionas e incriminas por ello, puede que hayas caído bajo las silenciosas garras de la auto exigencia.

En su justa medida unas dosis de autoexigencia y constancia en el esfuerzo son necesarias para plantearnos nuevas metas, huir del conformismo y ayudarnos a crecer como personas, enfrentando y superando nuestros retos, pero cuando caemos presos de ella, es uno de nuestros mayores quiebres emocionales.

Vivir en la autoexigencia es vivir en un estado emocional frágil y quebradizo, en el cual nos siempre nos ponemos a prueba. Detrás de nuestras acciones, de nuestro trabajo lo que está juego somos nosotros, el concepto que tenemos de nosotros mismos de manera que acabamos de forma insana confundiendo nuestro Ser con nuestro Hacer.

Lamentablemente cada día es más frecuente ver en el entorno empresarial como los Ejecutivos de hoy, y sobremanera las Ejecutivas, viven instalados en la autoexigencia. Ella les hace conducirse con una competencia exacerbada que les va situando progresivamente en niveles más elevados de exigencia, desafiando continuamente sus propios límites.

¿Qué se oculta tras este comportamiento? Podríamos a simple vista decir que se trata de la expresión de una ambición y ego desmedida. Podría ser… algunas personas no saben controlar su enorme ego y tienen una visión narcisista de la vida de suerte que ponen el foco en si mismas. Su alta autoestima y elevada autoexigencia hacen que la búsqueda del ideal dentro de ellas les genere una elevada necesidad de reconocimiento, les hace exigirse mas y mas, buscando en todo lo que hacen la perfección, viviendo en un continuo estado de insatisfacción acabando por ser víctimas de su afán por la perfección, mostrándose en su entorno como personas distantes, competitivas y creídas de si mismas. Anteponen sus proyectos personales a las relaciones con su familia o en el trabajo. Se exigen mucho a si mismas y a los demás, quienes para ellas no suelen estar a las alturas de sus expectativas. Están rodeados de inútiles a su juicio

Mas común es que la autoexigencia sea producto de un déficit de autoestima o lo que es igual un escaso concepto que podamos tener de nosotros mismos, valoración que puede estar profundamente arraigada en creencias limitantes que se ha ido instalando desde temprana edad.

Esta falta de confianza e inseguridad interior hace que vivamos en un estado de necesidad permanente de autoafirmación, en una búsqueda constante de la aprobación interior y externa, sintiendo la imperiosa necesidad de demostrarnos primero a nosotros mismos y luego a los otros lo que valemos a través de nuestras obras. Buscamos el halago, la recompensa, el prestigio y el reconocimiento social. Somos esclavos de nuestra necesidad de someternos y agradar a los demás, de no defraudarles ni defraudarnos.

Esta falta de aceptación de lo que somos, con nuestras fortalezas y debilidades hace que nos sometamos a un estado de exigencia y presión cada vez mayor. Nada de lo que hagamos nos parece suficiente o bien hecho. La plenitud como personas la queremos alcanzar por medio de nuestros logros. Pero todo es poco, nada basta. En lugar de poner foco en lo alcanzado, nos centramos en lo que nos falta, en las carencias. Detrás de cada objetivo conseguido hay una nueva Meta. De una actitud de disfrute por lo conseguido pasamos a un estado de insatisfacción permanente en el que quedamos atrapados.

Esta tensión y ansia por la perfección, por estar a la altura de las expectativas, nos hace hipersensibles ante nuestros errores y las criticas. Curiosamente somos nosotros los jueces y verdugos de nosotros mismos mas implacables. Encontramos dificultad para perdonarnos. No nos mostramos benevolentes , ni mucho menos nos permitimos mostrarnos vulnerables, rechazando errónea e infructuosamente toda ayuda exterior.

Necesitamos sentir que controlamos todo, que nada se nos escapa, cuidamos todos los compulsivamente los detalles, nos volvemos maniáticos, nuestra inseguridad nos hace volvernos rígidos y poco flexibles, nos volvemos susceptibles, necesitamos demostrar muestra competencia a toda costa, sin fisuras ni espacios para el error y la crítica y acabamos siendo controlados por nuestro control.

Convertimos nuestros errores en fracasos personales, al ser hipercríticos con nuestro desempeño, y exigirnos cada día mas no nos valoramos suficientemente y pasamos a culparnos por ello. Tendemos también a reaccionar muy mal ante las críticas ajenas, bien retrayéndonos o respondiendo con un exceso de agresividad. Sólo nosotros tenemos permiso para juzgarnos y hacernos daño. Igualmente desde la exigencia tendemos a ser muy poco tolerantes con nosotros (si no somos capaces de aceptarnos) y con los otros.

De un estadio inicial en el que controlamos y reprimimos nuestras emociones, por aquello de ser perfectos y no mostrar nuestras vulnerabilidades, nos acabamos convirtiendo en personas  irascibles y volubles, descargando nuestro desajuste emocional con nuestra familia, nuestros jefes y nuestros colaboradores y amigos

De la baja autoestima pasamos a la autoexigencia, al estres, de ahí a la autodecepción, el autocastigo y finalmente a la depresión o ansiedad.

Este bucle pernicioso, nos va minando y sometiendo a una tensión, con continuas descargas de adrenalina y cortisolcada vez mayor. Nuestra confianza se va resquebrajando y nuestros temores y miedos se acrecientan, nos vamos progresivamente paralizando, y esta fuerza inicial que era la autoexigencia ahora afecta seriamente a nuestro desempeño. Nos bloquea y nos impide enfrentarnos la nuevos proyectos y metas, por asequibles que sean por temor al fracaso.

Por ello es necesario darse cuenta de los que nos pasa y reaccionar antes que sea demasiado tarde y nuestra salud y rendimiento reclame el pago de nuestro comportamiento obsesivo.

Si esto te sucede no te desanimes, aquí encontrarás algunas claves que te pueden ayudar para escapar de la autoexigencia.

1) Aprender a conocerte, aceptarte y quererte. Conecta contigo mismo, acéptate tal como eres. Eres único y singular. Con tus límites, tus fortalezas y debilidades.

2)  Muestrate auténtico. No pretendas aparentar lo que no eres.No seas mas D. Perfect@. Atrevete a mostrar y compartir tus vulnerabilidades. No quieras tener todas las respuestas. Busca colaboración, déjate ayudar.

3) Relájate. Relativiza, se mas liviano y no te quieras hacer cargo de todo. No te sobrecargues con tareas.Planifica y deja tiempo para el descanso. No te obsesiones o dramatices en exceso. Gana perspectiva. Aprende a desconectar y distanciarte de los problemas. Se flexible y no seas tan estricto ni dogmatico.

4) Ábrete al exterior. Aleja el foco de ti. No quieras ser el protagonista Mira al mundo y disfruta y aprende de él. Aprende a disfrutar con la gente, a relacionarte con los demás. No los mires como competidores tuyos. Están para compartir y ayudarse mutuamente.

5) Busca a través de la excelencia la forma de crecer como persona. Disfruta con y de lo que haces, vívelo como un proceso de aprendizaje. Pierde el miedo a equivocarte. Mira el error como una enseñanza en lugar de un fracaso personal. Piensa que no hay fracasos sólo resultados.

6) Se compresivo, indulgente y compasivo. Contigo mismo en primer lugar y con los que te rodean. Diviértete, disfruta, sonríe, saca a flote tu sentido del humor. Te ayudará a superar los baches y dificultades.

7) Piensa en positivo. Céntrate en los logros y fortalezas. Valora tus propias capacidades. Aleja los pensamientos limitantes. Aparta los temores infundados. Se proactivo y anticípate ante las dificultades que se avecinan.

8) Huye de la búsqueda del ideal y de la perfección. Es ilusorio y sólo existe en nuestra mente. En lugar de ello pon el foco en el aprendizaje, en mejorar cada día un poco mas, en conocer e incorporar a tu vida experiencias nuevas.

9) Gana en autonomía. Independízate.Aprende a decir que no. No busques la aprobación continua de los demás. Decide por ti mismo. No vivas de juicios ajenos.Aprende a valorarte por ti mismo. Reconoce tus logros, tus éxitos.

10) Lleva una vida sana. Haz ejercicio habitualmente, cumple unos horarios regularmente, utiliza técnicas de relajación, no tomes estimulantes. Aparta progresivamente el café, tabaco y alcohol de tu vida. Cuida tu alimentación.


Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es

Jean Paul Sartre

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