No sólo hay que hacer las cosas bien, lo importante es hacer las cosas correctas
El mal ejemplo de los Políticos que están dando a la Ciudadanía no es más que el reflejo de
una Sociedad en plena crisis de Valores en la cual parece que el fin justifica los medios como
afirmaba Maquiavelo.
Se prima el resultado por encima de todo. Conseguir el objetivo perseguido valida
cualquier comportamiento seguido
para ello; no siendo de extrañar que en base a grandes y loables causas se
han cometido las mayores tropelías.
Como Directivos nuestro ejemplo
y conducta moral tienen que marcar el
rumbo que inspire y guíe las actuaciones de nuestros Equipos marcando las líneas rojas que no debemos sobrepasar.
Frente a posiciones cortoplacistas que nos dan una ventaja o satisfacción inmediata tenemos que perseguir objetivos de calidad sostenibles
en el tiempo huyendo de equilibrios
inestables donde nuestra posición y
beneficio se sostiene a costa de la de los demás.
Nuestro Liderazgo se debe asentar en un conjunto sólido de Valores
presididos por la Ética y el comportamiento moral.
No podemos ser permisivos con conductas nocivas en las que florece la mentira, la codicia, la insolidaridad, el interés particular sobre el bien común entre otros comportamientos deleznables.
Hay que inculcar a nuestros Equipos que competencia y cooperación
no son conceptos antagónicos ni contradictorios. Solo mediante la cooperación, la inteligencia y el
esfuerzo combinado podremos ser más
eficaces y competitivos.
Por ello en nuestra Gestión tenemos que ser capaces de estimular y premiar el Talento individual para ponerlo al servicio de Objetivo Colectivo de manera que ambos se retroalimenten y no entren en conflicto.
¡No todo vale y no hay justificación alguna para ello¡
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