Uno comienza por engañar a los demás y acaba engañándose a si mismo haciendo de su Vida una Mentira.
Decir lo contrario a lo que uno piensa o no decir lo que realmente quiere pudiera interpretarse como dificultad o falta de habilidad para expresarse. La mayoría de las veces esto no es así.
Una Conversación es un juicio de intenciones entre lo que uno dice y las interpretaciones del otro y viceversa. A la falta de claridad en el mensaje se une un cruce de interpretaciones basadas en supuestas intenciones y efectos inferidos provocados por las Palabras y Silencios.
Se dice que tan importante es lo que se dice, como se dice y lo que se calla. Algunos,¡ hasta ponen precio a sus silencios¡.
El panorama se complica cuando nuestra Autoestima es tan baja que no nos atrevemos a expresar nuestras necesidades, sentimientos u opiniones bien porque creemos estas no serán atendidas o por temor a contravenir o contrariar a otros. A la baja Autoestima se suma la Inseguridad y la falta de Confianza, teniendo miedo al conflicto, a vernos rechazados o a ser diferente y por lo tanto aislados de la “Manada” o Grupo.
Esta falta de Asertividad nos pone en una situación de carencia afectiva y dependencia de los otros. Ello nos lleva a actuar en función de los deseos o dictados de los demás, a no tener una Vida propia y a depender excesivamente de los juicios ajenos.
Nuestro Discurso se vuelve cuando
menos elusivo y tentativo además de confuso. Cuando hablamos nos quedamos en lo superficial y no se
abordan las cuestiones de fondo, lo que
realmente importa o hacemos un discurso miedoso y a la defensiva.
Luego nos quejamos y nos anclamos
en el Reproche y en el Rencor. Nos
convertimos en victimas de nuestra
propia insinceridad y engaño.
Tenemos que acostumbrarnos a expresar nuestras opiniones y puntos de vista sin perder
el control ni entrar en conflicto.
Estamos acostumbrados a confrontar
opiniones en lugar de intercambiar
y compartir las mismas. Convertimos
nuestro punto de vista un frente a
defender en lugar de crear un terreno
común sobre el cual construir. Queremos
disputar la Razón y llevarla.
En vez de ello expresa tus opiniones, haz peticiones
y muestra cuales son tus deseos de manera respetuosa
con la otra Persona; sin hacer juicios sobre sus palabras o juego de intenciones,
simplemente expresando los hechos, tus
sentimientos y necesidades.
Pero,¡ no te preocupes¡, práctica y recuerda que esto se cura con la Edad. El otro día me decía una persona mayor: “Lo bueno que tiene cumplir años es que cuando uno llega a determinada Edad ya no tiene que callarse lo que piensa y hacer lo que no quiere”. Eso mismo pienso yo, ¡Para lo que nos queda en el Convento……. ¡
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