La más poderosa fuerza
bajo cuya presión estamos a veces obligados a trabajar es nuestra propia
consciencia. Lucian Blaga
Cada vez es mas frecuente ver a Personas que alcanzan puestos
de elevada responsabilidad sin tener
los conocimientos y habilidades necesarias o sin haber
tenido una experiencia previa que
haya forjado su Liderazgo y puesto a prueba su verdadera capacidad.
Ese atajo profesional hace que cuando se enfrentan a serias
dificultades, problemas de envergadura, o cuando “pintan bastos” como coloquialmente se dice, su capacidad de Liderazgo quede en entredicho
y su respuesta ante la Presión
sea una especie de ruleta rusa con
impredecibles o nefastas consecuencias.
El Líder debe estar preparado para asumir las responsabilidades, hacerse
cargo de los problemas, afrontar retos
y tomar riesgos ,superando los obstáculos que le separan de su Misión y objetivos.
Hay Personas que son capaces de “metabolizar”
la Presión y transformarla en energía positiva mientras otras se ven abrumadas y superadas por la misma. Y es precisamente esta diferencia la que
nos lleve del Éxito al mas rotundo Fracaso.
Mientras las primeras, viven y sienten la Presión
como una fuerza motivadora, un acicate
y un elemento disparador que les acerca al objetivo; las segundas, muchas veces atenazadas por una excesiva responsabilidad
o una presión interna e imaginaria, la observan como una fuerza limitante que convierte los obstáculos en muros infranqueables haciéndoles perder ecuanimidad y llevándoles a tomar decisiones equivocadas y ejecuciones deficientes.
El autentico Líder es aquel que asentado en
unos sólidos valores, manifiesta un
elevado grado de confianza, control emocional y autoconciencia.
De ésta manera, sabe afrontar sus Miedos y es capaz de concentrarse en su Visión,
poner Foco y actuar con intensidad, optimismo y
determinación sirviéndose de la Presión
para dar lo mejor de si mismo.
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