10.23.2025

DEL CONOCIMIENTO AL DISCERNIMIENTO


El único conocimiento verdadero es saber que no sabes nada. Sócrates.

Se dice acertadamente que en el pasado el poder residía en el conocimiento. Quienes tenían acceso a la información o a la educación poseían una ventaja decisiva. Hoy, en los albores de la Cuarta Revolución Industrial —impulsada por la IA, la biotecnología y la hiperconectividad— esa ecuación ha cambiado radicalmente. Nos encontramos inmersos en un océano de datos, donde la información es un torrente constante que nos asalta y, en muchos casos, intoxica.

En este nuevo paradigma, la verdadera fortaleza ya no es el simple acceso al conocimiento. La auténtica ventaja competitiva y personal reside en una trilogía de capacidades humanas más profundas:


1. La Capacidad de Discernir

2. La Habilidad de Sintetizar

3. La Sabiduría y el coraje para Elegir


El primer y más crítico escalón es el discernimiento. En un mundo donde la desinformación campa a sus anchas y los algoritmos nos muestran solo una fracción de la realidad (a menudo la más polarizante), la capacidad de separar lo veraz de lo falso, lo esencial de lo accesorio, se ha convertido en un acto de supervivencia. Ello supone cuestionar, contrastar fuentes y resistir la tentación de la reacción visceral. Es, en esencia, "separar el polvo de la paja" para quedarnos con los granos de la verdad .


Este discernimiento no puede florecer en el vacío. Necesita un cimiento sólido: un criterio bien formado  a través de la lectura crítica, la reflexión pausada y, fundamentalmente, anclada en valores éticos.  


Quién carece de un criterio propio se convierte en una presa fácil de la manipulación y un eco de las opiniones ajenas fácilmente moldeable.


Llega ahora el turno de la síntesis, es decir: la habilidad de integrar conceptos complejos, conectar puntos aparentemente dispares y extraer significado claro del caos. 


Por último, es fundamental tener la sabiduría y el coraje de elegir para que el conocimiento y la información no sea  estéril y perversa.


Por todo ello, ha cambiado el paradigma: En lugar de memorizar y almacenar datos en nuestra cabeza debemos entrenar muestra mente en hacernos las preguntas oportunas y relevantes, trabajar nuestra capacidad de discernimiento y tener el arrojo y sabiduria de optar, en un entorno incierto y vertiginoso

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