Hay un remedio para la Culpa, reconocerla. Franz Grillparzer
Que inveterada costumbre la de señalar culpas ajenas con tal de no
asumir responsabilidad alguna.
Ya señalaba la Biblia lo fácil que nos resulta ver
la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro.
Estamos a menudo prestos a señalar
con el dedo acusador y construir un relato
tranquilizador que nos exonere de toda culpa.
Pase lo que pase, los culpables son otros.
Esta falta de espíritu crítico hace que no
reconozcamos nuestras faltas y errores
alejándonos de toda posibilidad de mejora
y enmienda.
Por otro lado cuando arrojamos permanentemente
a otros sentimientos de culpabilidad estamos manipulando
y ejerciendo coacción sobre otras Personas deteriorando seriamente
nuestras relaciones de convivencia.
Tampoco es deseable irnos al otro
extremo. Hay quien se pasa todo el día echándose
la culpa a si mismo erosionando peligrosamente su autoestima y confianza.
Esta continua autoinculpación de todo lo que uno
piensa y le sucede, se convierte en una práctica autodestructiva en la que se
alimenta la frustración y el resentimiento
entregando el Poder de nuestras Vidas a los demás.
La clave está en tomar decisiones
por uno mismo y aceptar nuestros errores, asumiendo
nuestros actos y las consecuencias
de los mismos.
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