El compromiso es un
acto, no una palabra.-Jean-Paul Sartre
Cada vez es mas extraño encontrar
gente comprometida en las Empresas. En la mayoría de los casos su
actitud varía desde el desafecto hasta
el simple acatamiento de sus normas
pasando por el escepticismo sin
mostrar ningún entusiasmo por la Empresa y su marcha.
Ello se debe a múltiples causas,
situación que se ha acrecentado en los últimos años debido a la Crisis y la necesidad de llevar a cabo recortes o ajustes internos que han cuestionado la continuidad y garantía del
Empleo.
Una de ellas es la creciente rotación en los puestos de trabajo y la profesionalización excesiva de las personas que hace que cambien frecuentemente de Empresa sin que dé tiempo a que se sellen lealtades personales, se “socialicen” y se impregnen de la Cultura Corporativa y se forjen compromisos institucionales.
Una de ellas es la creciente rotación en los puestos de trabajo y la profesionalización excesiva de las personas que hace que cambien frecuentemente de Empresa sin que dé tiempo a que se sellen lealtades personales, se “socialicen” y se impregnen de la Cultura Corporativa y se forjen compromisos institucionales.
Pero otra, sin duda, es la falta
de Valores que emana de su Cúpula Directiva e inspira la Visión de la Empresa. Valores que
conecten con las aspiraciones y creencias de las Personas que forman parte de la misma y la Comunidad en su conjunto; Valores que fortalezcan el sentido de pertenencia y hagan a los Empleados de una Empresa sentirse satisfechos,
y porqué no, orgullosos de formar
parte de ella.
Es cierto que hoy en día existe
un número creciente de Compañías que tratan de paliar esta situación y hacen un
esfuerzo, aún insuficiente y muchas veces cosmético, por incorporar a su código genético, Valores como Honestidad, transparencia, comunicación
sincera, solidaridad, integridad, respecto hacia dignidad de las personas,
responsabilidad social corporativa, sostenibilidad y cuidado del medio
ambiente, entre otros valores.
De no ser así, cada vez de irá
manifestando de manera mas evidente y con costosas
consecuencias, ahora que está tan de moda el concepto por la cuestión Catalana,
la desconexión de la Empresa con sus Empleados y la Sociedad que la rodea.
Contar con Empleados Comprometidos y participes de los Valores y objetivos de
la Empresa constituye a la fin y a la
postre una ventaja competitiva que,
en primera instancia, mejorará la productividad
de la Compañía y reducirá el absentismo y la rotación de la plantilla, aspecto no banal cuando estamos hablando
de personal especializado demandante
de una costosa Selección y Reclutamiento primero y Formación después. Como señalaba Jack Well el compromiso de los empleados constituye el indicador mas crucial para medir la Salud de
una Empresa.
Compromiso que dará una motivación extra a los Empleados para, satisfechos y contentos con
su Trabajo y orgullosos de formar parte de la Empresa, estar dispuestos a dar un
plus de si mismos, mejorar la calidad de su Trabajo y hacer un esfuerzo adicional,
mas allá de sus responsabilidades, para contribuir al éxito del Negocio.
Esta especie de vínculo afectivo y contrato
psicológico de los Empleados con
la Empresa necesita ser alimentado día a día, teniendo éstos, la necesidad
de sentirse valorados y reconocidos , al tiempo que se les
ofrecen oportunidades de desarrollo
profesional y se les proporciona elevados niveles de autonomía para hacer frente a los retos y objetivos que se les plantean.
Pero al margen de contar a nivel
corporativo con adecuados Programas de Valoración y Reconocimiento, eficaces Políticas de Selección y Desarrollo y competitivos
Programas de Retribución, es crucial el papel de los Directivos en la generación del Compromiso.
Primero con su propio Ejemplo y Compromiso, no siempre evidente, y luego con su sentido estratégico y Liderazgo cercano en el que muestran su apoyo y confianza a la vez que
estimulan los retos profesionales y alientan el sentido de cooperación.
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