Lo que difiere a la Persuasión de la Manipulación es su Intención y Resultados.
Mientras la primera es bien intencionada y genera emociones y actitudes
positivas, la segunda es engañosa, perversa y negativa.
Corremos el peligro como Coaches de caer en la práctica de la Manipulación aunque lo hagamos de manera
involuntaria o bien intencionada. Nadie pone en duda que tenemos que ser persuasivos en nuestra tarea de ayudar
al Coachee a conseguir los Objetivos planteados en un Proceso de Coaching, pero la línea divisoria entre la Persuasión
y la Manipulación es muy difusa. De
hecho se dice que ambas comparten los mismos objetivos, que no son otros mas
que conseguir que alguien piense o actúe
de manera diferente a los que habría hecho sin nuestra intervención.
De hecho cuando se solicita
nuestros Servicios como Coaches es para que les ayudemos y
actuemos de facilitadores para que puedan conseguir sus Metas. Ahora bien nuestro Compromiso como Coaches será siempre con el
Compromiso del Coachee para que éste actúe por si mismo…... Ahí está una de
las claves del Proceso, la Autonomía
que damos al Coachee para que sea él quien
caiga en la cuenta primero y decida después
con absoluta libertad que cambios
quiere realizar en su manera de pensar o actuar para alcanzar sus propósitos.
Si no actuamos así desde la consideración, respeto y libertad a la Persona podemos incurrir aunque sea involuntaria
e inconscientemente en la Manipulación,
mediante la cual manejamos e
instrumentalizamos al Coachee estableciendo
unos objetivos y marcando unos Planes de
Acción que mas que suyos son realmente nuestros.
Una de las máximas que debe tener
en cuenta todo Coach es dejar el Ego a un lado (Egoless) cuando acomete un Proceso
de Coaching y ponerse en una situación de igualdad, sin prepotencia alguna ni ínfulas de superioridad que nos
lleve a ejercer dominio sobre el Coachee y aprovecharnos de nuestra posición de Autoridad.
Evitaremos tentaciones de manipular al Coachee si estamos exclusivamente
para él, reconociendo que el Coachee es el auténtico protagonista del Proceso. Por ello no
debemos de actuar urgidos por las prisas,
ni sometidos a presiones ni condicionados por prejuicios, formados bien por
nosotros o inducidos por otros, como puede el él Sponsor- ej. El Dpto de personal de la Empresa- de nuestro Cliente.
En nuestro afán por culminar con éxito el Proceso podemos manipularle cuando conducimos
el proceso de forma “muy dirigista” o
le inducimos (ojo con las preguntas embudo o tendenciosas..)
a plantearse unos Objetivos, que a veces
se presentan difusos o le llevamos a
adoptar unos planes de acción que planteamos cuasi como “deberes”. Hay que recordar que como Coaches no estamos para aleccionar, instruir o dirigir a nuestro Cliente; si para guiarle, inspirarle y acompañarle en su proceso de transformación y cambio.
Tampoco debemos aprovecharnos de la
confianza que deposita en nosotros, de su vulnerabilidad o debilidades ni mucho menos hacerlos dependientes emocionalmente o psicológicamente de nosotros.. Nuestra labor será potenciar
sus emociones positivas, autoconfianza, responsabilidad y desarrollo
personal/profesional.
Por último otra forma a todas
luces reprobable y mas sutil de
Manipular es cuando provocamos voluntariamente su “quiebre” explotando sus Emociones.
Prueba de ello sería estresar emocionalmente al Coachee llevándole al borde del “abismo
“ para luego ofrecerle nuestra “mano
salvadora” o enfrentarle a problemas y luego le ofrecerle soluciones, generándoles
estados de necesidad o carencia que luego cubrimos.
Afortunadamente los Coaches Profesionales que están certificados
por las diversas Instituciones o Asociaciones Profesionales del Coaching someten
su praxis profesional a estrictos Códigos
Deontológicos que regulan las normas de comportamiento y principios éticos
que deben de estar presentes en todo momento en la relación con sus
clientes o patrocinadores.
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