Inmersos en una profunda crisis moral y económica es fácil que nuestro ánimo se venga abajo y caigamos en la Desesperanza. Nuestra Visión del Mundo se puede desmoronar por momentos sintiéndonos impotentes y superados por los acontecimientos que cada día nos golpean ante nuestra mirada muchas veces impasible.
La Desesperanza nos sumerge en un letargo y apatía en la que nos vemos indefensos y sin capacidad de respuesta para reponernos de los Fracasos o enfrentarnos a los reveses y dificultades de la Vida, en la creencia de la inutilidad de nuestras acciones para salir adelante y alcanzar las Metas que nos hemos propuestos pensando que “No hay nada que yo pueda hacer”.
La falta de control e interpretación fatalista sobre lo que nos sucede hace nos mostremos impasibles, que desaparezca la energía y motivación para luchar erosionando nuestra Autoestima y entrando en un círculo vicioso en el que interiorizamos en nosotros las causas y consecuencias de todos los Males.
“ Me doy por vencido…Renuncio” “¿Para qué voy a...?Si es inevitable y no tiene solución”.” Estas cosas me pasan por…” “Nunca consigo lo que me propongo…” “Siempre me pasa a mi” “Soy un fracasado…”.”Toda una Vida luchando …¿Y ahora?” son alguna de las frases que podemos escuchar en nuestra Voz Interior.
Esta visión negativa de nosotros y del Mundo provoca que vislumbremos un Futuro lleno de incertidumbres y falto de expectativas, un Mañana en el que las cosas seguramente irán a peor asaltándonos la tristeza. Poco a poco nuestra Vida se va mostrando carente de sentido sintiéndonos impotentes y rehenes de la Circunstancias.
Ademas no es necesario que las desgracias y adversidades, por otro lado cada vez mas numerosas, nos afecten directamente, aunque el circulo se estrecha y cada vez es mas difícil mostrase ajeno o escapar a ellas.
Como todo Estado de Ánimo es tremendamente contagioso extendiéndose rápidamente por todos los Estamentos Sociales pudiendo caer, como creo que estamos, en una atonía social y estrés colectivo muy peligroso con respuestas que pueden ir desde la desesperación, la violencia incontrolada hasta la resignación e insumisión social.
Para no caer en el vacio de la Desesperanza y escapar de sus garras debemos de tomar conciencia de nuestro poder para cambiar las cosas. Tenemos mucho mas Poder del que creemos.
Al fin y a la postre somos nosotros quienes conformamos con nuestras interpretaciones la Realidad en la que vivimos de forma que las cosas que nos suceden no son relevantes sino en función de la interpretación y del poder que les otorgamos. Como decía el filósofo griego Epictecto: Lo Importante no es lo que nos ocurre sino lo que decimos sobre cosas que nos ocurren.
De ahí la importancia de reconocer primero y sustituir después el pensamiento y emociones negativas cuando estas nos asalten. Tenemos que saber cambiar nuestro Dialogo Interno, dejando atrás nuestros Miedos tiñéndolo de optimismo, transformar los Fracasos en Oportunidades y convertir los Errores en Aprendizajes. Hay saber que cuando una puerta se cierra otras están esperando a ser abiertas.
No debemos renunciar a nuestras Esperanzas. Por mal que se pongan las cosas tenemos que saber que siempre hay un propósito y una alternativa por descubrir. Tal vez lo que hemos perdido ya no esté pero habrá algo diferente y valioso para nosotros esperándonos. Frente a la inacción hay que ponerse manos a la obra y trabajar para encontrarlo
Otra de las formas eficaces de combatir la Desesperanza es escapar de la soledad, alejarse de los ambientes y personas tóxicas y buscar el apoyo y aliento de nuestros amigos y familiares ya que haciendo caso al saber popular las alegrías compartidas son doble alegría y una pena compartida media pena.
Por último necesitamos ser livianos y no dramatizar en exceso aprendiendo a relativizar sin caer en frivolidades. Utilizando el tan necesario sentido del humor recuerdo ahora la frase del escritor y filósofo norteamericano Elbert Hubart fallecido en el torpedeado trasatlántico Lusitania: No hay que tomarse demasiado en serio la Vida, al fin y al cabo no se saldrá vivo de ella.
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